Blas Piñar, en un discurso ante el Club de Amigos de Leon Degrelle, en el centenario de su nacimiento, en 2005, decía:
....El perseguido, y con tal saña y con tal odio que su muerte natural parece un milagro. No era un criminal de guerra, pero se le condenó a la pena de muerte, prolongándose su eficacia, estando prescrita, por diez años, añadiéndose después la prohibición de que sus restos mortales fueran trasladados a Bélgica. Aunque felizmente fracasaron son dignos de mención: los intentos de secuestro, la orden de búsqueda y captura dada por el que fuera nuestro ministro de Asuntos Exteriores López Bravo, y el asesinato y las vejaciones de todo género a sus familiares que continuaron en su país.
(
http://hispanismo.org/historiografia-y- ... relle.html)
Sólo me queda añadir que López Bravo, que pertenecía a los ministros tecnócratas de los gobiernos del Caudillo a partir de 1960 (primero como ministro de Industria; después, como Mº de Asuntos Exteriores), era miembro del Opus Dei y, dentro de la escasísima corrupción que hubo en aquellos años (sobre todo si la comparamos con la actual), este ministro estuvo metido en algunas de las corruptelas mayores. ¡Ah! Y había sido alumno del Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid (en donde yo también estudié toda la Primaria, el Bachiller y el Preu).