Día a día tenemos el deber sagrado de honrar a nuestros héroes. Estudiando su historia, para poder explicar a las nuevas generaciones la auténtica verdad, esa que no encontrarán en los medios de comunicación en el colegio. Y aportando entre todos nuestro granito de arena. Mi granito es muy pequeño, lo sé. Pero cada poesía, puedo aseguraros, sale del corazón.
"Jamás les olvidaremos"
La sangre vertida en Rusia es nuestro orgullo y ejemplo.
El afán de aquellos héroes, nuestro rumbo y nuestro espejo.
Su lucha, nuestra victoria. Y su sufrimiento el nuestro.
Su gloria, nuestra alegría. Su historia, nuestro recuerdo.
Su memoria siempre viva, nuestro único consuelo,
nuestra obligación suprema, más aún en estos tiempos.
Aunque apenas unos pocos de aquellos héroes eternos
nos siguen acompañando, no cejaremos por ello
de alzar nuestras voces fuertes, y orgullosas, como ellos,
para gritar, pese a tantos, nuestras consignas al viento.
Nuestros Caídos… ¡Presentes! Jamás les olvidaremos.
(Manuel Cabo Fueyo)
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