Como me han recordado hace unos días, después de tantas poesías dedicadas a la División Azul les debía al menos una a todas esas mujeres que aunque no con un fusil en sus manos, formaron también parte de aquella epopeya que significó la lucha en Rusia. Mujeres de la Sección Femenina, Madrinas de Guerra, Enfermeras..., todas ellas ocupan también un lugar de honor en la Guardia Eterna de los Luceros. Y, por supuesto, nunca las olvidaremos.
"Mujeres de Azul"
Como ellos, luchadoras. Como ellos, entregadas a un espíritu que alienta nuevos cielos y esperanzas.
Hijas fieles de Falange, que como el deber demanda quieren cumplir como ellos, y formar en la batalla.
Las valientes enfermeras, incansables, entregadas, consuelo de los heridos, alegría y esperanza.
La dureza del servicio no puede mellar sus almas. Y ante el dolor, su trabajo se ilumina y se agiganta.
Enfermeras orgullosas que adornan sus batas blancas con el yugo y con las flechas que anuncian la nueva España.
También en la Patria quedan mujeres que, en la distancia, son consuelo y alegría, son aliento y esperanza.
Son las Madrinas de guerra que transmiten con sus cartas el amor de todo un pueblo, y el orgullo de una raza.
Su munición son sus letras. Y los hombres las aguardan para soñar en las noches tristes, frías, desoladas, con el regreso a su tierra, con el regreso a la Patria.
Y muchos trocan sus parches reglamentarios de España por aquellos otros que sus madrinas les bordaran.
Y otras mujeres también se alistan a la batalla ocupando con esfuerzo un puesto en la retaguardia.
Retaguardia valerosa, retaguardia necesaria, para surtir a los hombres de los productos de España que aligeren sus penurias y mitiguen sus nostalgias.
Es la Sección Femenina ejemplo vivo que mana, y lleva a los corazones aquella Fe que sembrara con su sacrificio y muerte el mejor hombre de España.
Y estas mujeres azules, infatigables trabajan lo mismo tejiendo abrigos, que guantes o que bufandas, o preparando aguinaldos que en Rusia tantos aguardan.
Porque con esos paquetes que estas mujeres preparan los soldados en el frente sienten más cercana a España.
Estas mujeres de azul, tantas veces olvidadas, también desde los luceros iluminan nuestras almas.
Porque ellas también fueron heroínas de la Patria. Y dieron un paso al frente, con la cabeza muy alta, cuando la Patria llamó a seguir en la demanda de continuar en Rusia aquella lucha sagrada.
Ellas supieron servir. Porque en sus pechos latían esas consignas sagradas, de luchar por un futuro de Pan, de Justicia y Patria.
Eran mujeres de Azul. Eran lo mejor de España.
(Manuel Cabo Fueyo)
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