Hace unos días, el compañero ignacioesba me "lanzaba un guante" que, aún consciente de mis limitaciones, me dispongo a recoger.
De todas las imágenes que estamos viendo estos días en relación a lo que ocurre en Cataluña, probablemente lo más emocionante y que nos debe llenar de orgullo es contemplar la figura de D. Fernando Quintilla Manresa, con casi 100 años a cuestas, defendiendo en primera línea la unidad de España.
Estos pobres versos en ningún caso podrán reflejar completamente el orgullo que siento por este Divisionario y la lección de valentía, lealtad y amor a España que nos transmite. Pero sí puedo afirmar que salen del corazón.
"A D. Fernando Quintilla Manresa"
En estos días aciagos que evocan otros pretéritos vemos resurgir con furia la sinrazón de los necios.
Las mentiras repetidas tantas veces, tanto tiempo, pretenden romper España y dividir a este pueblo que unido forjó una Patria y unido creó un Imperio.
Mas vemos surgir también en los peores momentos a un pueblo que no se rinde y que sabe dar ejemplo cuando el deber lo demanda, cuando la honra está en juego.
Y así la enseña española vuelve a ondear en el viento tremolando entre las voces de españoles que por serlo sabrán defender España y honrarán el juramento de tantos que por la Patria dieron su vida sin miedo.
Y entre ellos observamos presos de un orgullo inmenso la figura de este hombre que es para todos ejemplo.
Casi cien años le honran y aún es fiel al juramento de defender a su Patria siempre y en todo momento.
Y así en la primera línea su figura es el espejo en la el que debe mirarse cualquier español sincero.
Aunque el peso de los años lleva en sus hombros, su gesto, su ilusión y su alegría nos han de dar fuerza al resto.
Él, que ya en Rusia cumplió, sigue hoy en día cumpliendo. Transmitiendo unos valores que son valores eternos: la defensa de la Patria no tiene edad ni momento. Para defender a España hay que estar siempre dispuesto.
D. Fernando, en estos días, da un paso al frente de nuevo y en el Banderín de enganche de España forma el primero.
Porque en su mirada aún brilla el ímpetu del guerrero y lleva en su sangre a España latiendo viva en su pecho.
Sus camaradas que ocupan puestos de honor en el Cielo hoy le observan orgullosos como nosotros lo hacemos.
En D. Fernando Quintilla debemos reconocernos y si las fuerzas nos fallan recordaremos su ejemplo.
Su orgullo, su valentía, su lealtad y su esfuerzo, su afán de servir a España en los más duros momentos.
Es la División Azul Hermandad de héroes eternos. Y D. Fernando Quintilla, en estos días tan negros, nos ha vuelto a demostrar lo que vale un juramento, lo que vale una verdad, lo que vale un sentimiento.
Siempre España en su mirada. Y en lo alto... Los Luceros.
(Manuel Cabo Fueyo)
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