Otra vez el más doloroso de los deberes: dar noticia de la muerte de un guripa, ocurrida hace unos diez días. En este caso del alicantino, concretamente de Villena, PABLO CASTELO VILLAOZ.
A muchos os sonará su nombre: es autor de un pequeño libro donde cuenta su paso por la DIVISION, "Aguas frías del Wolchow". Sirvió en Transmisiones, con el conytingente inicial. Su hermano JOSE LUIS también fue divisionario.
Fue miembro activísimo de la Hermandad de la División Azul.
Tenía dos grandes pasiones, ademas de la División: los botijos y los viajes.
Si, los botijos. Reunió tal colección, con piezas de TODO EL MUNDO que montó un precioso MUSEO DEL BOTIJO en su Villena natal. Singular institución, que recibía numerosisimas visitas y a la que se han hecho varios reportajes. Menudo apuro para los periodistas cuando, presidiendo el Museo, se encontraban una foto del general Muñoz Grandes, un escudo de la División Azul y un título enmarcado de BOTIJERO MAYOR DE CASTILLA... concedido por la Hermandad de la División Azul de Segovia...
Y los viajes. ¡Que pasión! De uno de ellos, con los camaradas de la Hermandad de la División a Grafenwöhr, dio cuenta en otro libro suyo, OTRA VEZ EN GRAFENWOHR. Y en cuanto cayó el comunismo, viajó a Rusia. Porque, como todos los divisionarios, Pablo era un enamorado de Rusia. También narró ese viaje en otro libro: URSS: UN RAYO DE LUZ Y ESPERANZA.
Era un hombre bueno, tan humano, tan afable... Quienes le conocimos tenemos una profunda pena en el alma.
Recemos por él.
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