Otra vez la muerte, con su guadaña, ha segado la vida de uno de nuestros guripas. Acaba de fallecer en Albacete José Bañón Martínez. Habia sido hospitalizado hace unos pocos dias, por algo aparentemente leve. Pero a esta edad ya sabeis lo que pasa. Tuve el tremendo honor de entrevistarlo y hacer llegar su testimonio a nuestro amigo Pablo Sagarra cuando recopilaba testimonios de guripas para su libro sobre los capellanes y la religiosidad en la Division Azul. Nunca lo olvidaré. José Bañón Martínez era natural de Caudete (Albacete). Y residente en la ciudad de Albacete. Veraneaba en la Playa de San Juan (Alicante), donde le hice la entrevista. Sirvió en la 14ª / 262ª (Antitanques) desde su creación hasta enero de 1943.
Cuando le pregunté por las razones para alistarse me contó cosas como esta: "Para mí fue tan solo la respuesta a un terror que había visto cara a cara. En Caudete ocurrieron cosas horribles aquel verano de 1936. Mataron a un tío mío, a mi padre le metieron en la cárcel, a mí me quisieron tirar por una ventana. Fue el alcalde de Caudete, del PSOE, quien me salvó (a él le ejecutaron después de la guerra, pero en lo que mí respecta, fue mi salvador). Me tocó ver y vivir cosas terribles. En Caudete mataron a mucha gente: incluso a un sobrino carnal del famoso general Rojo, del Ejército Republicano (su pueblo, Fuente la Higuera, está muy cerca de Caudete). Vi pasar desde un balcón un camión que llevaba a tres hermanos muertos. Uno de ellos tenía tierras. Pero los otros dos ni siquiera vivían en el pueblo, uno era ingeniero, otro médico. Estaban en el pueblo porque eran vacaciones. Pero los mataron. En total, asesinaron a 44 personas… 11 de ellas eran mujeres. La mayor parte de ellas no tenían otra culpa que la de ser devotas. Aquello era barbarie, arbitrariedad. Y no pude luchar contra aquello. Me alistaron obligatoriamente en el Ejército Popular en febrero de 1938. Fui destinado a un Batallón de Transportes. Hacía lo que podía: trataba de estropear los motores, cosas así, en plan de “quinta columna”, pero me sabía a poco. No pude pasarme al Ejército Nacional porque estábamos en retaguardia. Cuando se anunció la formación de la DA yo estaba en Valencia. Y como en la GCE no había podido luchar junto a quienes consideraba “los míos”, lo hice entonces: me alisté para luchar contra el comunismo, porque no quería que nada igual volviera a suceder en España. Fui a poner mi grano de arena en la lucha contra el comunismo".
Pero la cosa venía de lejos "En 1931, cuando se proclamó la República, yo estudiaba interno en los Salesianos de Alicante. Quemaron el Colegio… ¡con nosotros, los internos, dentro! El Director era el Padre Recaredo de los Ríos (tiene una calle dedicada en Alicante, a la que aún no le han quitado el nombre, me imagino que porque nadie se acuerda ya de quien fue): lo mataron los rojos en el verano de 1936. Yo le apreciaba mucho. Cuando supe la noticia, me afectó profundamente".
Me habló de su adscripcion a la hermandad de Albacete En Albacete nos organizamos en la Hermandad. No en una Cofradia. Ya te decía que fue una Hermandad muy importante. Había Misa, pero la verdad es que el acto central siempre lo constituía la visita de alguna personalidad civil o militar, vinculada a la División, a la que invitábamos cada año para aquel acto. Había gente que venía desde fuera todos los años. El primer Capitán de mi Compañía, Perellada, venía prácticamente todos los años. Mi segundo Capitán, González del Yerro, vino dos veces que yo recuerde. No era raro que nos juntáramos 300 o 400 camaradas. De Albacete, pero también de provincias vecinas. Pero yo diría que el ambiente era más “político-militar” que religioso. En Albacete, como sabes, estuvo el único monumento que en una Capital de Provincia española se levantó en memoria de la División Azul. Naturalmente, fue una Cruz de los Caídos. Se levantó siendo Alcalde Carlos Belmonte, quien era arquitecto… y había sido divisionario. Ironías de la vida: cuando llegó la democracia, la desmontaron. Dijeron que aquella Cruz de los caídos de la División Azul iría a ponerse en el Cementerio. Mentira. Pero, ¿sabes quién lo hizo? Una alcaldesa… que era sobrina de Belmonte. A menudo la historia de la División era evocada en las páginas de “La Voz de Albacete”, el más importante periódico provincial. No era raro, porque el Director era Antonio Andújar Balsalobre, de Hellín… y antiguo divisionario.
ESTE ES EL CAMARADA QUE NOS ACABA DE DEJAR. REZAR POR ÉL.
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