
El 1 de agosto pasado ha fallecido Mª Cristina de Orive Alonso, según nuestros datos, la última enfermera que quedaba viva de la División Azul. Tenía 92 años y ha muerto en su casa, muy bien preparada y consciente hasta el final. Nuestro pésame a su numerosa familia, hijos, nietos y biznietos. Descanse en paz Mª Cristina, último representante de aquel puñado de mujeres que se entregaron por atender a los voluntarios españoles en lucha contra el comunismo. Pudimos conocerla y entrevistarla Oscar González, Lucas Molina y yo y fue por ello protagonista del libro DIVISIONARIOS, recientemente publicado.
Orive nació el 14 de octubre de 1919 en Madrid. Por diversos motivos familiares, estudió con una <<mademoiselle>> hasta los 10 años en casa. En el bachillerato, se afilió a Falange Española de las JONS, en la primavera de 1936. El comienzo de la guerra les cogió en Madrid. Querían salir de zona roja y, como quiera que su madre era de nacionalidad cubana, tras diversas peripecias, consiguieron embarcar en Valencia en un buque francés. Regresaron a España en 1937, a la zona controlada por los sublevados, y Mª Cristina se presentó como voluntaria enfermera en Salamanca para ayudar a la causa nacional. Estuvo sirviendo en el Hospital de la Santísima Trinidad hasta el final de la guerra.
En junio de 1941 era una de las pocas mujeres estudiantes de medicina, en la Universidad Central. Se alistó de inmediato a la recién creada División Española de Voluntarios. Como ella misma decía lo hizo porque era falangista, porque tenía que ir a acompañar a sus compañeros de pupitre que dejaron las aulas para combatir el comunismo. Habiendo poco antes revalidado su título de enfermera de Falange con el de Sanidad Militar, fue seleccionada en la primera expedición. El mando quería un equilibrio y las enfermeras de la Sección Femenina tenían que estar acompañadas (y dirigidas) por un número similar de enfermeras Sanidad Militar. Salieron para el frente el 23 de agosto de 1941 en una nutrida expedición integrada por unas 60 enfermeras, varios médicos y sanitarios y tres capellanes castrenses que debían incorporarse al frente. En Grafenwöhr (Alemania), tras una misa de campaña oficiada por el Páter más antiguo que iba en la expedición, ella y sus compañeras juraron fidelidad al Führer y se aprestaron a marchar a Rusia.
Pasaron por la Polonia ocupada –causaron sensación en Varsovia aquellas morenas enfermeras- y fueron enviadas, inicialmente, al Grupo de Ejércitos Centro en pos de la División Azul. A mediados de Septiembre del 41 llegaron a Smolensko, en plena Rusia soviética. Allí estuvieron trabajando en hospitales alemanes después de una visita que hicieron al General Von Kluge. Aclimatadas al medio militar y sanitario alemán, el mando las envió hacia el norte, a Porchov, en la retaguardia lejana de la División Azul, donde se había instalado un hospital español. El trabajo allí fue muy duro porque el hospital se vio desbordado ante la avalancha de heridos y enfermos provocados por las operaciones de la Cabeza de Puente del Volchov en noviembre-diciembre del 41. En el mes de enero la ofensiva rusa se acercó peligrosamente a Porchov y se decidió clausurar el hospital español para evitar un posible copo. Mª Cristina de Orive y el resto de sus compañeras fueron trasladadas a los países Bálticos y el Reich. Ella fue a Königsberg, en la Prusia Oriental, donde se acababa de abrir un magnífico hospital para la División Azul. Los siguientes meses, hasta el verano del 42, prestó allí sus servicios.
Una vez en Madrid, retomó la carrera de medicina. Tras licenciarse, se casó con Agustín Payno Mendicouagüe, “Camisa Vieja”, compañero de estudios y divisionario ya que sirvió como sanitario en el Grupo de Antitanques. A partir de su boda se dedicó a su familia. Agustín era cirujano y tuvieron en los próximos años un buen número de hijos. Años más tarde, cuando los niños se fueron haciendo mayores y dejaron el nido, Mª Cristina se dedicó a echar una mano en una guardería parroquial de manera altruista en la zona de San Blas. Enviudó en 1974 y entró a trabajar como médico pediatra en la Seguridad Social. Grandísima lectora, aficionada a las plantas y a la fotografía, colaboradora de la parroquia, por encima de todo era una colosal madre de familia que se desvivía por sus 9 hijos, sus 24 nietos y sus 10 biznietos. Los frutos de su vida a la vista están. Fiel a sus ideas, a Dios y a España, y al espíritu de servicio que le llevó a marchar voluntaria a la División Azul, ha muerto en la paz del Señor.
Aquí dejo una foto de Mª Cristina de Orive Alonso (Archivo Familiar)
