No tuve el privilegio de conocerle en persona, aunque decenas de veces he puesto la etiqueta con su nombre en los ejempalres del BLAU DIVISION que le enviabamos de la Hermandad de Alicante desde hace muchos, muchos años.
El otro dia, por telefono, nos llegó la noticia de su muerte y he tenido ocasión de hablar con sus hijos, que rompian en lágrimas al hablar de su padre.
No es para menos, la suya es una historia impactante.
Nacido en 1920, Constantino Beamonte Lafuente ingresó en la División Azul en diciembre de 1942.
Pertenecía a la 5ª Compañía del 269, que estaba en proceso de recorganización tras la terrible y tragica experiencia de la batalla de Posselok en enero de 1943.
Pero el 10 de Febrero el enemigo volvió a dar otro mazazo sobre las lineas de la División Azul. Las dos compañias del II/269 (la 5ª y la 8ª) que podian considerarse operativas fueron enviadas al Ishora, para participar en la defensa del sector. Como saben todos los que han leido sobre la batalla, la 5ª/259 junto a elementos de otras unidades, tomó parte en el contraaataque que aquella tarde/noche del tragico día 10 se lanzó desde el Ishora con idea de alcanzar de nuevo las líneas donde habia desplegado el Batallón de Reserva.
Un contraataque que se desarrolló en mitad de la oscuridad y con grandes dificultades. El caso es que, ya casi en la antigua linea del Batallón de Reserva los españoles sufrieron un energico contraataque sobre su flanco. Fue terrible. Los restos de las unidades se tuvieron que replegar hacia la curva del Ishora. De los 150 hombres de la 5ª/269 alcanzaron la Fábrica de Papel menos de 50-
Uno de los que lo hizo, a rastras, fue Constantino Beamonte Lafuente.
Su caso era especialmente grave. Había sido alcanzado por el enemigo, de suma gravedad, una bala junto al corazón. Aterrorizado pudo ver como los sovieticos iban rematando a ytodos los heridos españoles que encontraban. Se arrastró hacia las lineas españolas. En un momento, un grupo de sus compañeros contraatacó, lo encontró y se lo echaron en hombros. Pero el enemigo seguía presionando. No podian seguir con él a cuestas, y el impacto junto al corazón auguraba que moriría pronto, asi que de nuevo lo abandonaron, convencidos de que Constantino ya era solo un cadaver.
Pero no lo era. Increiblemente, pese a estar la bala al lado del corazón, no lo habia alcanzado, y el intensisimo frio reinante a esas horas de la noche del 10 al 11 de febrero hizo que la herida cicatrizara con rapidez. Asi que, reptando, Constantino alcanzó las lineas españolas.
Enviado inmediatamente al Hospital de Campaña, fue estabilizado y remitido a Riga. Pero la bala estaba tan proxima al corazón que no parecia oportuno operarlo, por el riesgo. Rapidamente se le remitio a Königsberg, donde el Tribunal Médico decretó que ya no podia seguir en la División, por lo que via Hof, fue repatriado a España. Toda su vida ha mantenido esa bala en el cuerpo junto a su coarzón, y su hijo me contaba que cada vez que le hacian una placa de Rayos X los médicos se hacían cruces al ver aquello alejado alli. Su hija me decia que, de niña, no podía evitar el meter sus deditos en la profunda cicatriz que su padre tenía alli, en el pecho, a la altura del corazón.
Pero su historia tiene otro elemento increible. En junio de 1943, su familia recibía una carta de la delegación de la Representación de la División Azul en el Gobierno Militar de Zaragoza (nuestro personaje era un baturro de pura cepa) exactamente con fecha de 25 de junio de 1943 donde se le comunicaba la muerte de su hijo, CONSTANTINO BAHAMONDE LAFUENTE en los combates del 10 de febrero.
Como podemos ver, había una confusión: Constantino por Constancio, Bahamonde por Beamonte. No debemos extrañarnos. Como antes recordaba, cuando la 5ª/269º es enviada a Krasny Bor estaba en plena reorganización despues de haber sido virtualmente aniquilada en la batalla de Posselok. Momento propicio para generar errores en el papeleo...
De hecho, en el listado de caídos de la FDA, que se está insertando en el Foro gracias a Parsifal, sigue constando en efecto Constantino Bahamonde Lafuente, que ahora vemos que gracias a Dios no murió, ya que es nuestro personaje.
Alguien puede sorprenderse de la extraordinaria energia de Constancio Beamonte, avanzando reptando hasta nuestras lineas pese a sus grave herida. Pero no le sorprende tanto cuando conoce toda su biografia. Este hombre, mecánico cuando se alistó para Rusia, hizo del lema "En la Guerra tu sangre, en la Paz tu Trabajo", una consigna. Con tremendo esfuerzo y energia se convirtió en empresario, generó riqueza para España y dio trabajo a muchos españoles. Tuvo energia para participar en una Vuelta Aerea a España en avioneta. Y tuvo, como premio de Dios a su generosidad y entrega, una familia -hijo e hija- que junto a la viuda, han adorado en vida a su padre y lloran ahora desconsolados su muerte. Su entierro, al que concurrieron muchisimas personas, fue la mejor muestra del amplio caudal de simpatia, generosidad, entrega que fue su vida y que muchas personas quisieron reconocerle al acompañarle en su último viaje terrenal.
No, nunca tuve el honor de saludarle, de estrecha su mano. Pero mes tras meses, le enviabamos el Blau División, que tenía en él a uno de sus primeros suscriptores. Ahora también nosotros nos hemos quedado huerfanos
Rezado por él.
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