Buenas noches. De nuevo con vosotros, esta vez con la noticia de haber recibido un correo del hijo de Eustaquio. Ha estado de viaje por su trabajo y, a la vuelta, se ha puesto en contacto conmigo y yo con vosotros ahora.
No os tengo olvidados ni mucho menos. Me dice que le llame por teléfono para hablar un poco, hasta que tenga unn hueco para venir a Barcelona y podamos conocernos personalmente. De momento, me ha puesto una foto, ahora de él; la de su hijo me parece que ya os dije que me la había enviado antes. También le correspondí en su momento, enviándole las del grupo de amigas y otra sola. Le pediré si las puedo traspasar a vosotros y avisaré a mi hija para que lo haga. Yo me armo un lío.
Le dije ya en otro comunicado que las cartas de su padre dirigidas a María, tendría que guardarlas él. Creo que es lo que hubiera deseado su padre. Y para mí, considero que es quien tiene el legítimo derecho de tenerlas y quien mejor las guardará como un tesoro, igual que las he guardado yo por el enamoramiento juvenil que sentí hacia aquel joven divisionario. Ya sacaré copias para mí.
Sí, me gustaría volver a entrar en la charla nocturna. No me acuerdo cómo se entra, pero ya me guiaréis como lon hicimos hace unos meses.
El tiempo pasa volando, aunque yo creo que los que pasamos somos nosotros.
Un saludo cariñoso para todos.
