Incluyo, transcripto en varias entradas, el reportaje íntegro de ABC, 31 de Amrzo de 1954, sobre los repatriados (los pdf originales, aunque tienen cierta calidad, no son demasiado prácticos de poner)
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ABC, Miércoles, 31 de Marzo de 1954, pág 15 y siguientes COMO LÁZAROS REDIVIVOS, LOS REPATRIADOS, SALIENDO DE SUS ENSCONDRIJOS, POBLARON, AL ABANDONAR RUSIA, LA CUBIERTA DEL “SEMIRAMIS” Tardaron mucho tiempo en hacerse a la idea de la liberación, que les parecía un sueño Todos a una arrojaron a las olas las gorras soviética, símbolo del cautiverios Impresiones radiadas en la madrugada de hoy por nuestro enviado especial, Torcuato Luca de Tena, que viaja a bordo del barco de los ex cautivos. Desde el “Semíramis”, 31 (Crónica radiotelegráfica de nuestro enviado especial). La delegada de la Cruz Roja francesa me ha contado, con rasgos patéticos de gran narradora, su primer encuentro en Odesa con los prisioneros españoles. Es decir, el primer capítulo de esta gran aventura que la benemérita Institución está llevando a felicísimo fin. La expresión de los rostros de los libertados, me dice esta excelente mujer, no podrá borrarse jamás de mi memoria en el momento terrible en que, con el temor del desengaño, mucho más que con la alegría del retorno, subieron llenos de recelos a bordo del “Semíramis”. Parecía como si no creyeran que fuera posible aquello que tanto habían soñado. Era como si sus cerebros y sus corazones, macerados como estaban por el dolor, fuesen refractarios a la alegría y no pudiesen aceptar la más mínima porción de felicidad. Como si temieran que todo aquello fuese sólo la careta de una carnavalada diabólica, de una burla cruel. Dos horas estuvo el buque atracado en el muelle, durante las cuales ni uno sólo de los hombres salió de su cabina. Ni siquiera cuando las máquinas pusieron en marcha las hélices, ni cuando el último policía bajó del barco. Ni siquiera cuando éste comenzó lentamente a deslizarse separándose del malecón. Parecía un buque vacío –me dice la delegada-, o poblado tan sólo de muertos o de fantasmas. Solamente cuando la distancia fue ya considerable, comenzaron los nuevos Lázaros redivivos a salir de sus escondrijos, a habar en voz baja, poblando la cubierta.... Y cuando, al fin, la idea de la libertad se abrió paso en sus mentalidades, todavía lentísimas y torpes, todos a una, como si respondiesen a un resorte instintivo, a un movimiento común, se arrancaron las gorras soviéticas y, haciendo de ellas símbolos del cautiverio, las lanzaron al agua. Y ésta se puso negra, y las gaviotas comenzaron a revolotear encima, curiosas de saber qué eran aquellos instrumentos que habían poblado repentinamente el mar. Y allí fue la rotura del dique que contenía la emoción, y allá fueron las lágrimas y los abrazos y los asaltos, y en algún caso, -¿por qué no decirlo?-, los vómitos y los desvanecimientos. Tal era la tensión de la dramática duda que acababan de vivir. EL domingo tuvimos misa a bordo, que para muchos fue la primera, después de doce años de cautiverio. También hubo mucha emoción, pero ya de muy distinto matiz. Era la paz, que suave, tenue, íntimamente comenzaba a abrirse paso en sus corazones atormentados. Ayer tuvimos un momento conmovedor: aquél en que un muchacho de la División Azul recibió el primer telegrama. Decía así: “Con los brazos abiertos y el corazón loco de alegría te espera en casa tu madre”. El telegrama corrió de mano en mano y todos lo leían como si fuera a ellos a quien iba dirigido. No quiero hacer fáciles fuegos de literatura sentimental con los sentimientos de los demás. Pero había que ver a estos hombretones, algunos con la barba hasta el pecho, tallados todos en las canteras de los héroes, moqueando por los rincones y llorando como chiquillos. Por si fuera poco, hoy mismo el Jefe del Estado ha enviado un cable que fue leído en voz alta por mi compañero y colega, Castillo Puche, entre el entusiasmo y los aplausos de los ex -prisioneros de la División. Y es que son emociones capaces de llenar toda una vida, las que se acumulan sobre ellos en muy pocas horas. Emergen de un mundo donde hay palabras que no existen, o carecen en absoluto de contenido, y ahora esta gente empieza a reconocerlas, a saborearlas, a traspasar, en fin, hasta lo hondo su trascendente sentido: Dios, Patria, madre, libertad. – Torcuato Luca de Tena.
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